Creo que hacía mucho que no veía el teatro tan completamente lleno como en esta ocasión, y eso a pesar de que el estreno se retrasó más de mes y medio de la fecha prevista y de que no bailaba Ángel Corella por problemas médicos.
Según declaró Corella a la prensa, el hecho de que ha protagonizado este ballet en numerosas ocasiones le ha permitido crear un montaje nuevo, con lo mejor de las versiones existentes a la fecha.
La verdad es que me ha parecido un montaje memorable. La música interpretada esta vez por la Orquesta Sinfónica de Kiev fue brillante, los bailarines estuvieron estupendos en todo momento, la acción transcurrió tan fluidamente que me pareció corto, aunque duró más de dos horas. Habría que destacar el trabajo de Hernán Cornejo, como Sigfrido, y Fernando Bufalá como Benno pero muy especialmente, el de Adiarys Almeida como Odette/Odile. Me ha impresionado especialmente: cuando era Odette, realmente daba la sensación de que era un cisne indefenso y frágil, pero elegante en sus movimientos; cuando era Odile sentías que estaba engañando a Sigfrido y a toda la corte con un encanto fingido y malvado.
Los cisnes del ballet tuvieron también momentos especialmente hermosos y, en general, todos los bailarines se lucieron.
El montaje está hecho con muchos recursos: el vestuario es elegante, lujoso, la escenografía es también muy hermosa y elegante, aunque en realidad es bastante sencilla. Destaca especialmente el salón del castillo que parecía mucho más real de lo que era.
He visto otras producciones de este ballet en Madrid y en México y creo que me quedo con ésta como la más impresionante. Va a viajar a otras ciudades españolas, así que espero que mucha gente tenga ocasión de verla.
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