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Author: AMCYL
.Tratar con las líneas aéreas y los aeropuertos resulta cada vez más desagradable. Creo que muchas líneas ya ni se molestan en convencernos de que volar con ellos puede ser una experiencia grata porque saben bien que ya no lo es.
Los trámites de facturación y embarque cada vez se asemejan más a los de una detención por la inquisición (¿no habían dejado ya sus actividades?) y en el avión, aunque sea más grande, tenemos menos espacio cada vez. Resulta imposible leer, comer, dormir, sin invadir el espacio de los otros pasajeros.
Los trámites de facturación y embarque cada vez se asemejan más a los de una detención por la inquisición (¿no habían dejado ya sus actividades?) y en el avión, aunque sea más grande, tenemos menos espacio cada vez. Resulta imposible leer, comer, dormir, sin invadir el espacio de los otros pasajeros.
El trato del personal a bordo, muchas veces nos recuerda a la Srta. Rottenmeyer que casi, casi, parece monja de la caridad al lado de algunas azafatas. Luego del vuelo viene un momento angustioso, que es la recogida del equipaje. ¿Llegará? ¿se habrá perdido para siempre? ¿estará completo? ¿Se habrá roto algo?
Por ello, me ha resultado muy grato encontrar la historia de un cantante canadiense que se llama Dave Carroll que sufrió una experiencia tremenda cuando viajaba de Halifax, Canadà, a Omaha, Nebraska para una serie de conciertos. Cuando estaban desembarcando, pudo observar como el personal de la línea aérea, United, tiraba los instrumentos musicales de su grupo al momento de descargarlos.Su guitarra, de 3,500 dólares, resultó dañada por el maltrato recibido.
A pesar de múltiples llamadas y reclamaciones, United Airlines no le indemnizó por los daños causados en la guitarra, ni siquiera por los gastos de reparación, que no consiguieron que la guitarra sonara igual de bien que antes.
Finalmente, cuando una empleada de atención al público cerró el expediente, el cantante decidió componer unas canciones relativas al maltrato recibido por la guitarra y por él mismo durante sus gestiones. Las canciones se editaron como videoclips y se subieron a YouTube donde han pasado ya de los seis millones de reproducciones, con múltiples comentarios de apoyo por parte de pasajeros que tampoco estaban muy contentos con la línea aérea.
La noticia también se difundió en televisión, provocando pérdidas millonarias en la bolsa de valores para la línea aérea.Las canciones se pueden comprar por un dólar en i.tunes. El prestigio de la línea aérea no.
Por ello, me ha resultado muy grato encontrar la historia de un cantante canadiense que se llama Dave Carroll que sufrió una experiencia tremenda cuando viajaba de Halifax, Canadà, a Omaha, Nebraska para una serie de conciertos. Cuando estaban desembarcando, pudo observar como el personal de la línea aérea, United, tiraba los instrumentos musicales de su grupo al momento de descargarlos.Su guitarra, de 3,500 dólares, resultó dañada por el maltrato recibido.
A pesar de múltiples llamadas y reclamaciones, United Airlines no le indemnizó por los daños causados en la guitarra, ni siquiera por los gastos de reparación, que no consiguieron que la guitarra sonara igual de bien que antes.
Finalmente, cuando una empleada de atención al público cerró el expediente, el cantante decidió componer unas canciones relativas al maltrato recibido por la guitarra y por él mismo durante sus gestiones. Las canciones se editaron como videoclips y se subieron a YouTube donde han pasado ya de los seis millones de reproducciones, con múltiples comentarios de apoyo por parte de pasajeros que tampoco estaban muy contentos con la línea aérea.
La noticia también se difundió en televisión, provocando pérdidas millonarias en la bolsa de valores para la línea aérea.Las canciones se pueden comprar por un dólar en i.tunes. El prestigio de la línea aérea no.
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