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Author: AMCYL
Nunca me han gustado los tambores, ni los tamborileros ni las tamborradas. La gimnasia tampoco era mi clase favorita y sigue sin ser una actividad que me guste especialmente.
Entre las actuaciones que se presentaron en el programa de Ferias de Valladolid se incluía Mayumaná. Se trata de un espectáculo que ya ha estado muchas veces en España pero que no había visto nunca, así que aproveché la ocasión para verles en el Teatro Calderón.
Hubo un poco de desconcierto antes del espectáculo porque en la calle había una manifestación de boicot a Mayumaná y a otros artistas israelís y a favor de Palestina.
Minutos antes del inicio alguien soltó desde "el gallinero" octavillas que instaban al boicot de la actuación. Un poco tarde, creo yo. De todos modos, eso provocó el temor de los directivos del grupo y del teatro de que pudiera haber algún problema durante el espectáculo.
Tenía el concepto de que se trataba de una versión grunge de los niños del tambor, que tocaban toda clase de tambores y otros objetos para producir ritmos y que, además, bailaban.
En realidad había algo de eso, el look grunge que no me parecía muy necesario, sino más bien desaliñado y sucio. Ni uno solo de los artistas parecía atractivo y probablemente había chicas guapas y chicos presentables en el grupo. Tocaron tambores, cubos de basura y algunos otros objetos y bailaron pero, también, cantaron y muy bien.
Recurrieron al menudo truco de hacer participar al público -algo que nunca me ha gustado, porque, después de todo, has pagado por ver a los artistas, no al público actuando.
Esta vez hicieron dos cosas que me parecieron bastante originales. Usando los micrófonos y una cámara digital hicieron (y grabaron) que varias personas crearan sonidos que luego uno de los artistas reagrupó para crear una melodía, proyectando en pantalla las imágenes de los artistas del grupo y de las personas del público.
Usaron una especie de controles remotos que bajaban del techo en diferentes partes del teatro y que las personas "agraciadas" (alguna se negó a participar), tenían que tocar conforme los artistas se lo iban pidiendo para crear otra melodía.
Y lo que me pareció más impresionante fue la grabación que hicieron de varios momentos de la actuación de uno de los artistas que fueron proyectando simultáneamente pero en diferentes secuencias, combinando las imágenes y sonidos con las intervenciones del artista delante y detrás de la pantalla. La creación musical aunque no era particularmente hermosa era técnicamente impresionante.
Esta vez me han gustado los tambores y la gimnasia.
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