7:00 | Author: AMCYL
Hace un par de fin de semanas fui a pasar el día a Oyambre, en Santander. Es una de las pocas playas que quedan en España en la que no hay hoteles, apartamentos, restaurantes, chiringuitos...solamente arena y mar.


La verdad es que aunque uno ya se ha quedado acostumbrado a poder ir a comprar las cervezas y los pinchos en el chiringuito, y la actividad es prácticamente un ritual del verano, es también muy agradable no tener que gastar dinero (a veces, mucho) en las cervezas y las gambas y llevarlas desde casa.



También es algo desacostumbrado el no estar a la sombra de los hoteles y apartamentos y ver solamente el cielo cuando miras hacia arriba. Se agradece que alguien haya tenido el buen sentido de dejar esta playa así, sin nada y es de desear que permanezca así siempre.


Además de tomar el sol, dar largos paseos, bañarte en el mar, y hablar y hablar, hicimos una colección de piedras (casi no había conchas y la mayoría estaban rotas) y encontramos muchas muy bonitas que nos pudimos traer a casa. Ahora las tengo en un plato, rodeando una vela, en la mesilla del salón y siempre que las veo, recuerdo el grato día en la playa en la que no había nada, solo el mar, la arena y los buenos amigos.
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